¿PUEDE LA CRISIS SER UNA OPORTUNIDAD?
En
estos momentos, la sociedad se encuentra inmersa en una enorme crisis como
consecuencia de la pandemia que estamos sufriendo, ello está suponiendo un gran
sacrificio para todos, quedarse en casa, no hacer vida social, evitar los
desplazamientos, no poder trabajar en muchos casos, etc.
Esta
situación supone para la ciudadanía un evidente reto, hay que adaptarse a las
circunstancias, auto-limitarse uno mismo y renunciar a actividades que antes
resultaban cotidianas.
La
cuestión es ¿podemos aprovechar la crisis para mejorar como personas y como
sociedad? a mi juicio si, sin duda, y lo estamos viendo. Hay una marea de
solidaridad (fabricación de mascarillas por parte de nuestras aparadoras,
personas que ofrecen sus servicios –desinteresadamente- a aquellas que tengan
dificultad para salir a hacer la compra u otros menesteres, etc.) de ingenio
para hacer la vida más agradable, de acompañarse aunque sea en la distancia, la
misma situación la sufre todo el mundo y cada persona la va resolviendo lo
mejor que puede, además de preocuparse cada cual de su propia seguridad,
también nos preocupamos por la de los demás.
Quizá
a partir de ahora valoremos más a los profesionales que están dándolo todo para
ayudar a salir de esta crisis, personal sanitario cada uno desde su área de
responsabilidad, pero también personal de limpieza, transportistas, personal de
comercios, farmacias y otras actividades necesarias, policía local, bomberos,
fuerzas de seguridad del estado, militares, Organizaciones no gubernamentales y
personas privadas de forma individual y colectiva que ofrecen su ayuda y
conocimiento. Todas ellas merecen nuestro respeto, aplauso y agradecimiento.
Por
eso y por mucho más, creo que se abre ante la ciudadanía una oportunidad, si
sabemos aprovecharla, esta ola de solidaridad hay que potenciarla, mantenerla
cuando todo esto pase y canalizarla en beneficio de las personas que sufren
necesidades, que son vulnerables y que necesitan de la ayuda de otras para
simplemente sobrevivir.
Puede
que todo esto nos enseñe a valorar lo que tenemos, a considerar que hay cosas
más importantes que el dinero o llevar una vida de lujo, quizá aprendamos a
tener en cuenta a nuestros semejantes, a las personas que sufren, a que las cosas
que parecen pequeñas también son importantes, que a menudo un gesto, una
sonrisa, una palabra amable valen mucho más que el poseer cosas, que debemos
cuidar del medio ambiente por nosotros y por las generaciones que vienen
detrás, que este mundo nos lo han prestado y debemos devolverlo incluso en
mejores condiciones que las que tenía cuando lo recibimos, que nada es nuestro
y que todo es de todos.
Y
todo esto lo podemos ver a través de nuestras ventanas virtuales, en estos
momentos podemos visitar museos, asistir a grandes óperas, realizar viajes
virtuales, oír música, poesía, ver y escuchar a muchas personas que nos
deleitan con sus habilidades musicales, otras que nos deleitan con sus
canciones, vecinos que se las ingenian para mantener la relación social sin
entrar en contacto físico y todo ello porque hay un sentimiento de solidaridad
que empuja a ayudar, esperemos que cuando todo esto pase, que pasará, seamos
capaces de mantener el espíritu de colaboración y de ayuda mutua, seguro que
todo nos irá mejor.
En
definitiva, si finalmente queda ese poso de solidaridad que a menudo se
reivindica, se habrá iniciado el camino que puede desembocar en un mundo mejor
para toda la sociedad. Así sea.
Antonio
Navarro Bernabé